domingo, 2 de diciembre de 2012

Chopoo!!


Dícese de los tianguis o mercados sobre ruedas que son una verdadera tradición en México. Sin embargo los más representativos autóctonos son los que se ubican en el D.F.

Como simple muestra es el que visite a un costado del metro Buena Vista que por su propia característica lo hace distinto a los demás, ya que sus productos de venta e inconfundibles comerciantes lo hacen único en esta capital desde literatura popular hasta grandes obras.

Sus diversas corrientes musicales de las que prevalece el rock asi como diferentes objetos de usos de amplio interes para adolescentes y adultos.

Por todo ello considero que el chopo es sin igual dentro de esta ciudad.



Mientras caminas te encuentras varias personas que reparten panfletos y otras que venden o intercambian discos o películas. A lo largo de todo el tianguis puedes encontrar todo tipo productos culturales y subculturales, desde libros hasta pipas de agua, pasando por parches, revistas antiguas, zapatos, acetatos y demás parafernalia relativa al rock y sus derivados.

 
Al fondo hay un pequeño escenario en el que se presentan todo tipo de bandas mexicanas e internacionales. Por otro lado, el tianguis cultural del chopo cuenta con un espacio en el que se exponen diferentes materiales culturales como fotografías, pinturas, películas y demás. Por otro lado, a diferencia de lo que mucha gente cree, en este mercado se vive un ambiente de armonía entre las “tribus urbanas y no es inseguro.

 
 

 
 


Esto me llevó a concluir que en cierta forma, es un mercado único en el mundo, especializado en música no convencional contemporánea y en objetos que rodean a este gusto o modo de vida extraordinario, me refiero al rock and roll, y a todas sus variantes y derivaciones.

El Tianguis, según comentan los puesteros más viejos- nació de una muestra rockera que se montó en el museo universitario del Chopo ubicado en la colonia Santamaría la Rivera, el éxito fue tal que pronto salió a la calle adyacente González Martínez donde estuvo hasta el año de 1985.



Es padre estar en ese lugar, no sólo por el tipo de música, revistas, películas, libros, inciensos, carteles e innumerable memorabilia mucha de ella artesanal que ahí se podía conseguir, sino sobre todo por el tipo de personas que deambulaban bajo el sol de la ciudad capital de México: había por ejemplo hombres muy delgados calzados con sandalias y el pelo tan largo que les llegaba a la cintura, había otros de barba profusa y vestidos de forma peculiar.